DE LAS CARTAS DE PADRE PÍO: UNA VIDA DE CONVERSIÓN 

 

Escrito por: Fray Guillermo Trauba OFMCap. 

· Artículos

Estimados Amigos de Padre Pío,

¡Paz y bien!

Si todo me va bien ¿por qué cambiar? Así pensamos y vivimos, tratando que todo me vaya bien. Quiero estar cómodo en este mundo y contento con mi vida. ¿Qué más? Así piensan muchísimas personas y con buena voluntad andan arreglando este mundo para acomodarse en ello. Pero el problema es que nuestros esfuerzos son inadecuados y los arreglos que procuramos son imperfectos y provisionales. La paradoja es que ¡me cuesta mucho para mantener mi vida cómoda! Y, en fin, ¡la muerte me quita todo! ¿Hay una opción mejor?

Parece que sí. Padre Pío responde a la inquietud de una persona que quiere ser hija espiritual de él. Padre Pío contesta que sí, pero con la condición de se convierta de su estilo mundano de vivir. Sus consejos a ella, Elena Bandini, se encuentra en su carta a ella escrita el 25 de enero de 1914:

Mi queridísima hija: ¡Jesús sea siempre todo tuyo, te mire siempre con benevolencia, te asista siempre y en todo con su gracia vigilante, te sea siempre y en todo escudo, apoyo y guía, y te haga santa! Con estos deseos muy sinceros, que con frecuencia le presento a Jesús, doy respuesta a la carta que me enviaste por medio de la señorita Serritelli. Estoy contento al saber que rebosas siempre buena voluntad, y doy vivísimas gracias a Dios por ello. Procura hacer fructificar cada vez más los talentos recibidos de Dios.

Trabaja incansablemente por la salvación de nuestros hermanos, y lleva al conocimiento de todos, el espíritu de san Francisco, que es del todo el espíritu de Jesucristo. La sociedad necesita reformarse; y yo no conozco otro medio más eficaz que el que todos sean terciarios de san Francisco y vivan su espiritualidad. Con esta finalidad y condición, te aceptaré en el número de mis queridísimos hijos. Encomendándome a mí mismo y a todos los míos a tus plegarías, con paterno y redoblado afecto te bendigo.

La respuesta de Padre Pío de que sea necesario hacerse terciario de san Francisco para que sea aceptado como su hijo o hija espiritual nos hace reflexionar, ¿qué implica esta conversión al ser terciario de san Francisco? Padre Pío está solicitando una conversión de corazón, un cambio de enfoque de vida, de percepción y de prioridades. Básicamente, esta conversión es dar la vuelta del afán por los manjares de este mundo y todo lo que implica en favor de los gozos del Reino de Dios y todo lo que esto implica.

El cambio es radical. San Francisco de Asís refundó su estilo de vida en el cual buscaba la comodidad en este mundo en favor a buscar su felicidad en vivir una relación de amor con Dios y con las demás personas, en particular con los más pobres. Su nueva opción tenía sentido suficiente para vencer su anterior apego a los placeres del fiestero. Hizo el negocio de vender la comodidad de su cuerpo por la compra de la felicidad de su alma. El reino de comodidad ya no contaba con su presencia egocéntrica. Dejó de construir iglesias con piedras y empezó a reforzar el Pueblo de Dios con lazos de amor, compasión, y fe en Dios. Un seguidor de san Francisco entonces deja de ser esclavizado por los apetitos o apegos a las cosas de este mundo y los retoma como medios que le ayuden en su seguimiento a Dios sin que se le distraiga la vista de Dios. Nuestros instintos y necesidades en este mundo son buenos y nos guían a cómo sobrevivir en este mundo, pero son insuficientes a responder a las carencias del alma que es espíritu y también tiene derecho a reclamar la comida que necesita.

Vivir como ciudadano del Reino de Dios es vivir en una relación de aprecio y amor con Dios, con el prójimo y con toda la creación. Un terciario franciscano e hijo de Padre Pío entonces, tiene su camino claro y escogido. Padre Pío no quiere jugar con las cosas de Dios ni perder su tiempo con personas de corazón dividido. Por eso, Padre Pío exige esta seriedad como base sólida para acompañar y dirigir a la persona a su plenitud en relación con Dios. Tal vez no todas las personas que quieren ser aceptadas como hijos o hijas de Padre Pío tienen que hacerse terciarios en la orden de san Francisco, pero todos tienen que cambiar su ciudadanía de este mundo a la del Reino de Dios. Se lo hace queriéndolo y decidiendo sincera y humildemente a fijar el corazón en el rostro de Jesús y seguirlo a dónde vaya.

Su hermano en Cristo Jesús,

Fray Guillermo Trauba, capuchino