SEMANA SANTA EN EL AMAZONAS : UNA EXPERIENCIA DE MISIÓN. 

 

Escrito por: Fray Adán Gómez Martínez OFMCap 

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En el año 2000 fue cuando por primera vez salí a misiones de semana santa, todavía recuerdo el lugar donde estuvimos haciendo la misión… Pueblo Nuevo Cadereyta Nuevo León México. Una experiencia muy bella la cual conservo en mi memoria con mucha alegría. Yo pertenecía al grupo misionero Nabi de la Parroquia Jesús el Buen Pastor. Me gustó tanto la experiencia que llegué a cuestionarme: “¿Porqué tengo que esperarme una vez al año para hacer misión?… ¿cómo sería mi vida si fuera una constante misión?”. A partir de ahí cada año en semana santa he asistido a misiones. Obviamente cada misión es muy diferente y en cada una de ellas he tenido que cambiar mis esquemas de como vivir la misión. Gracias a esto cada experiencia es muy enriquecedora para mi.

Ya son 22 años consecutivos en los cuales vivo la experiencia de misión en semana santa. Quiero a través de este escrito compartirles mi mas reciente experiencia de misión que se llevó a cabo en la reserva indígena Ticuna de Nazareth, la parroquia que se encuentra ahí se llama Sagrada familia de Nazareth. Sinceramente fue una experiencia muy bella, me sentí muy a gusto con la comunidad: las actividades que realizamos, la respuesta que tuvieron para los oficios, fueron elemento que hicieron de esta misión algo significativo para mi, sin embargo, también hubo algunos retos que bueno son parte también de la experiencia y que ayudan a crecer y obtener aprendizajes. Les comparto. Primeramente, una de las situaciones que considero como reto fue que el único misionero que no pertenecía a la comunidad era yo. Es decir los misioneros que eran parte del equipo organizador son de la misma parroquia donde estábamos haciendo la misión. En mis experiencias pasadas normalmente iba con los del grupo de jóvenes, ya teníamos un plan de misión con anticipación pero esta vez no. El estar solo también se presentó un reto ya que en mi caso cuando entré a la orden íbamos dos frailes al mismo lugar o eran comunidades en las cuales ya habíamos apoyado. En esta ocasión significó un reto para mi estar solo sin conocer a las personas y sobre todo la mayoría hablaba ticuna y algo de español. Esto me ayudó a valorar la importancia de la fraternidad franciscana. La misión franciscana capuchina es una misión que se realiza en fraternidad. También tuve que romper con algunos de mis esquemas en cuanto a lo que el rol de ser misionero se refiere. Esto a que pues en mis experiencias pasadas el misionero es el que lleva la buena noticia, aporta las enseñanzas, organiza etc. Sin embargo, aquí la comunidad tenía mucha iniciativa y organizaban a partir de lo que ellos sabían. Si… algunas veces me preguntaban algunas cosas en cuanto a la liturgia, algunas cosas de catequesis, explicación de las celebraciones… pero ellos supieron como organizar las actividades yo solo acompañé y presidí las celebraciones. Tuve que adaptarme al ritmo de la comunidad, su cultura, su forma de vivir la fe, entre otras cosas. La verdad fue algo que me costó al principio, pero fue muy enriquecedor el dialogar con ellos para poder llegar juntos al punto medio donde estuviéramos de acuerdo y poder compaginar cultura con la vivencia de la fe. Yo tenía una idea y había aprendido una manera de vivir la fe; esto gracias a mi formación que había recibido tanto en mi familia, como en el seminario y en la orden; respecto a la misión mis experiencias pasadas también influían en la forma de vivir las semana santa como misionero, pero me di cuenta que eso no me iba a funcionar en esta ocasión.

Complementado a lo que mencionaba anteriormente en cuanto a las cosas o situaciones que aprendí, agrego que tuve que moldearme a una nueva realidad donde el tiempo se rige de una forma muy diferente, el ritmo de vida es muy diferente al que yo estaba acostumbrado y pude comprenderlo. El darme cuenta de esto me ayudó a empatizar con la comunidad, me facilitó la vivencia de la misión y la realización de los oficios de semana santa. Resumiendo, podría decir que aporté algo para ellos y se enriquecieron; y ellos me aportaron algo y yo me enriquecí. Estoy muy agradecido por esto.

También algo que quiero compartirles y que valoro mucho de la comunidad es como las personas estuvieron presentes en los oficios de semana santa. El domingo de Ramos estuvo lloviendo y un número considerado de personas asistieron a la procesión. Para los demás oficios también la asistencia fue considerada. Eso me alegro mucho porque algunos misioneros platicaban que en otras comunidades la lluvia fue impedimento para que las personas asistieran, o muy pocas personas se congregaban, pero en este caso no. Para finalizar les comparto que durante el tiempo que estuve en la comunidad de Nazareth me dí el tiempo y la oportunidad de poder reflexionar en muchas cosas de las cuales concluyo: Agradezco a Dios por la llamada que me ha hecho de poder ser misionero y tener esta oportunidad de vivir la misión en la comunidad de Nazareth. Agradezco a mis padres por inculcarme el valor de guardar y asistir a las celebraciones de estos días santos; de respetar y darles la importancia que se debe como católico. Agradezco a mis hermanos capuchinos por el tiempo de formación, de todos los aprendizajes que de ellos he adquirido. Gracias por enseñarme a ser capuchino y facilitar esta experiencia misionera en la Amazonía Colombiana.

Fray Adán Gómez Martínez OFMCap